Sin duda, el gran protagonista del año en el mercado español, y no sólo dentro del sector bancario. Vamos a tratar de analizarlo quitándonos el traje de la razón, de la lógica, de la ética, de los escándalos políticos y financieros que lo han acompañado desde su salida a bolsa, de la colocación de productos infumables entre sus clientes…Porque, de no hacerlo, el veneno del rechazo a muchas de las prácticas de sus directivos acabaría viciando por completo el análisis de su previsible evolución actual y futura.
Y vamos a obviar también el nivel que llegó a alcanzar tras la salida a bolsa, con máximos históricos en la zona de 45€, pues los bandazos del último año ya son de por sí lo suficientemente disparatados como para desvirtuar cualquier expectativa futura, sin necesitar del muy largo plazo. Es la sinrazón de un título que en el último año ostenta el dudoso honor de ser el peor y el mejor del año en el Ibex; comenzó el período en 4,47€ y lo termina en la zona de 1,24€, con máximos interanuales en 11,80€ (aunque en precios de cierre el más alto lo fuera en 6,50€), y mínimos en 0,475€.
Los meses de mayo y junio han supuesto el punto de inflexión en el cambio de la brutal tendencia bajista (recuerdo que por aquellas fechas los analistas fundamentales hablaban de un precio objetivo en 0,01€), siendo la revalorización desde los mínimos en 0,47€ hasta la fecha de más de un 160%.
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