Observando lo que ha sucedido, en los últimos meses, tanto en los mercados de deuda como en la mayoría de los mercados de economías emergentes, me ha venido a la memoria la anterior obra de la mitología griega. Y es que mientras los vientos procedentes de los tipos de interés nos eran favorables muchos agentes económicos (Estados, empresas,…) seguían endeudándose o, si se trataba de ahorradores que invertían parte de su cartera en renta fija, veían conseguir pingües beneficios sin asumir elevados niveles de riesgo.
Ante esta situación, y como le sucediera a Ícaro, cada vez se ascendía más y más en resultados y, por qué no, quizás en arrogancia.