El problema de la banca regional americana

 

 

Un banco es como una máquina bien engrasada. Sin embargo cuando una de las piezas falla se daña por completo. Si además la pieza que falla genera desconfianza entre sus clientes la máquina es imposible de arreglar.

A continuación voy a intentar explicar de la manera más didáctica posible lo ocurrido hasta la fecha en la banca regional americana y lo que podría suceder a partir de ahora.

El origen del problema

Durante el periodo del COVID y con la política monetaria ultra-expansiva de la Reserva Federal, la banca regional recibió gran cantidad de depósitos. Estos depósitos eran de tal magnitud que no tuvieron capacidad suficiente para ser invertidos todos en préstamos y créditos. Los bancos regionales decidieron invertir una parte importante de este dinero en títulos de deuda pública y Mortgage Backed Securities -MBS- (Bonos respaldados por hipotecas). Las inversiones se realizaron a largo plazo buscando mayores rentabilidades al ser los tipos a largo plazo más altos que los de corto (la pendiente de la curva de tipos era positiva en aquel entonces). El resultado final de las operaciones en el balance fue de:

  • Activo: Títulos de deuda pública y MBS a largo plazo.
  • Pasivo: Depósitos de clientes a corto plazo.

Ese mismatch entre la exigibilidad en el pasivo y la liquidez en el activo es el origen del problema.

Cuando la máquina está bien engrasada normalmente la salida de dinero es compensada con la entrada de nuevos depósitos. No obstante cuando se produce una salida aún mayor, los bancos por regulación guardan siempre lo que se conoce como “coeficiente de cobertura de liquidez”, que pretende cubrir las necesidades extra de liquidez en situaciones de estrés por un periodo de 30 días.

 

El colapso de Silicon Valley Bank

La caída del Silicon Valley se produjo como consecuencia de una salida masiva de depósitos (42,000 MM de USD) en un solo día, imposible de atender con la liquidez y con las reservas que se disponían. Fue entonces cuando SVB se vió obligado a vender su cartera de bonos a largo plazo aflorando unas pérdidas latentes muy importantes.

La cartera estaba contabilizada a coste de adquisición y no reflejaba hasta entonces ninguna pérdida como consecuencia de la subida de tipos de interés. El motivo se debe a que por normativa contable bancaria se permite que la cartera de deuda pública a vencimiento se contabilice a su coste de adquisición y no a valor de mercado. Sólo cuando se produce la venta se afloran las pérdidas (hay que recordar que cuando los tipos de interés suben, el precio de los bonos ya emitidos bajan de manera proporcional).

Es importante mencionar que las pérdidas se hubieran podido evitar con una gestión más prudente, mediante la contratación de un instrumento derivado (Swap de tipos), de manera que la pérdida en la cartera hubiera sido compensada con el beneficio en el derivado.

 

El problema es más común de lo que se pensaba

Lo que en un principio parecía algo puntual del SVB, no es tan puntual, y el propio FDIC estima qué existen en la actualidad pérdidas latentes no contabilizadas en la banca americana por 652,000 MM de USD. Incluso en un informe reciente elaborado por académicos de las Universidades de Stanford y Columbia, el importe lo estiman en 2 Trillions USD. En dicho informe se menciona además que podrían existir otras 186 entidades en una situación muy similar al SVB.

La FED reacciona ante la situación

Como medida de emergencia y para que la banca regional no tuviera que aflorar pérdidas con la venta de carteras tras la salida de depósitos (poniendo en duda la solvencia de ciertos bancos), la Reserva Federal puso a su disposición la denominada “ventana al descuento”. Esta facilidad consiste en ofrecer una línea de financiación a corto plazo contra la entrega de colateral (cartera de deuda pública). En esta ocasión y de manera excepcional se aceptó por parte de la FED que el importe de la financiación fuera igual al valor de adquisición de la cartera y no al valor de mercado como correspondería.

Hemos conocido la semana pasada que la FED proporcionó mediante esta facilidad crediticia un importe de 165,000 MM de USD. Esta cantidad es superior a lo que se solicitó en la crisis del 2008 (112,000 MM de USD).

La situación se puede definir con el dicho “para muestra un botón” ejemplarizando que el problema existe y es serio. Además por si fuera poco la semana pasada conocimos en un informe de JP Morgan que la salida de depósitos desde la banca regional ascendían ya a 1 Trillion USD. El destino del dinero era básicamente el mercado monetario y los grandes bancos.

La FED ha conseguido solucionar a corto plazo dos problemas importantes:

  • La no necesidad de aflorar pérdidas que afecten a la solvencia de las entidades.
  • Facilitar la liquidez necesaria para seguir operando y honrar la retirada de dinero de los clientes.

 

¿El problema de la banca regional se ha solucionado?

La respuesta es NO, ni mucho menos. La línea de financiación es a corto plazo y no es gratis. Su coste es del 4,75% e implica que el coste del pasivo de ciertas entidades suba, de un 0,48% (que es la remuneración media actual de los depósitos en la banca americana) a un 4,75% que es el tipo de interés a pagar a la FED. Esto supone que algunas entidades afectadas tendrán que afrontar un coste extra del 4,22% sobre el importe solicitado a la FED.

Esto podría traer consigo que en próximos meses algunos bancos pudieran presentar pérdidas o reducir drásticamente sus beneficios, alimentando de nuevo las caídas bursátiles y fomentando la pérdida de confianza de más clientes, que a su vez traería consigo nuevas salidas de depósitos. Y así una y otra vez generando un desgaste cada vez mayor, en una espiral de la que es muy difícil salir, como si se tratara de una bola de nieve que no se puede detener. Los únicos capaces de terminar con la situación son los propios clientes restablecimiento su confianza en el banco. Sin ella la máquina no funciona.

El riesgo reputacional acabó con Credit Suisse, y esta situación que es diferente en su origen pero muy similar en su proceso, tiene cada vez más probabilidades de poder acabar de la misma forma.

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