Después de un mes de junio revuelto por las incertidumbres sobre las negociaciones del rescate de Grecia, el acuerdo in extremis permitió un rebote importante en las bolsas europeas a partir del 7 de julio. Este movimiento llevó a los índices europeos cerca de sus máximos anuales, pero sin acabar de superarlos. A partir de entonces el tema de China, que ya formaba parte de las preocupaciones de los mercados desde el pinchazo de la burbuja en junio, saltó al primer plano. La correlación entre la bolsa china y las europeas, cercana a cero en el pasado, se ha vuelto muy estrecha en las últimas semanas. La relativa calma de la primera mitad de agosto se rompe finalmente a partir del anuncio de la devaluación del yuan, primero, y con la ruptura de soportes de los índices americanos el 20 de agosto que en última instancia precipita el desplome de las bolsas mundiales en los tres días siguientes.
Euro Stoxx 50 vs Dow Jones China Index.
¿Hay indicios de desaceleración en EE.UU.? Antes de comentar la situación de China merece la pena un breve comentario sobre EE.UU. La economía norteamericana sigue siendo la vanguardia de la economía mundial y en lo que se refiere a Europa al menos, la referencia clave para anticipar la evolución del ciclo económico. También para la bolsa, por supuesto, como ha quedado en evidencia por el hecho de que el desplome de los mercados estos días ha tenido su origen en EE.UU. Mi percepción de la evolución de los indicadores económicos de EE.UU. es que no existe el más mínimo indicio de una posible desaceleración de su economía en este momento. Analizando la evolución del PIB se observa más bien un crecimiento bastante estable con tasas interanuales en torno al 2,5% desde finales de 2013. Si excluimos el gasto del Gobierno, que está restando al crecimiento por el ajuste del déficit, vemos que el sector privado está creciendo al 3% actualmente. Finalmente, si además excluimos la variación de existencias y el sector exterior vemos que el gasto real de empresas y familias está creciendo casi al 3,5% anual, en línea con el crecimiento histórico de la economía norteamericana. Una conclusión semejante se obtiene de indicadores cíclicos como los Jobless Claims (Peticiones semanales de subsidios de desempleo). Como se observa en el gráfico siguiente, se encuentran en su nivel más bajo de los últimos 30 años al menos, lo que refleja la actual fortaleza del mercado laboral norteamericano en la actualidad. A la vista de estos datos se hace difícil pensar que la Reserva Federal vaya a retrasar mucho tiempo más el inicio de su proceso de subidas de tipos. Tal vez no sea en septiembre por las turbulencias de los mercados actuales o porque quieran esperar a ver si hay algún efecto sobre la economía, pero es más que probable que antes de fin de año tengamos la primera subida.
Siga leyendo el análisis de Nicolás López en el número de septiembre de la revista online de mercados TraderSecrets.