Al contrario que la Fed y otros bancos centrales, que asumen explícitamente objetivos concretos de empleo, el BCE tiene como mandato único la estabilidad de precios definida como una tasa de inflación “cercana pero inferior al 2%”. En la reciente reunión de banqueros centrales celebrada en Jackson Hole, Wyoming, Draghi ha sorprendido con un discurso centrado en la problemática del desempleo en Europa, en el que ha planteado temas hasta ahora inéditos como el uso de la política fiscal para combatirlo.
Tasa de desempleo: Euro area vs EEUU
¿Por qué no ha habido QEs en la zona euro? A lo largo de la crisis reciente ha sido llamativa la diferente estrategia seguida en Europa y EEUU. Frente al énfasis en la “austeridad” y las reformas estructurales en Europa, la Fed y el gobierno norteamericano se han centrado en impulsar el crecimiento con medidas cuantitativas y una mayor flexibilidad con el déficit. Claramente, detrás de esta circunstancia está el hecho de que la zona euro es una simple unión monetaria que no cuenta con las instituciones propias de un estado: un Tesoro que emite deuda común y un Banco Central que le financie. En Europa no hay un Tesoro que recaude impuestos de todos los europeos y emita bonos respaldados por esos impuestos. En consecuencia, el BCE no tiene la posibilidad de llevar a cabo un QE comprando bonos europeos como han hecho otros bancos centrales. La única posibilidad era comprar bonos de los diferentes estados pero esto implicaba un evidente riesgo de transferencias fiscales entre países, explícitamente prohibidas en los tratados de la Unión. Así, mientras EEUU salía de la crisis en 2009 e iniciaba el proceso de recuperación con el apoyo de los sucesivos planes de estímulo de la Fed, los países periféricos europeos se enfrentaban a una crisis de deuda sin más respuesta posible que un plan de ajuste severo del déficit público y de cuenta corriente que sumió a la zona euro en una nueva recesión.
Diferentes puntos de partida: el nivel de gasto público. Por otra parte, no hay que olvidar que el nivel de competitividad de la economía norteamericana es muy superior al de la periferia europea e incluso a países como Francia e Italia. A la hora de decidir qué tipo de medidas son necesarias para salir de la crisis, está claro que lo que puede funcionar para EEUU, puede no hacerlo en otro tipo de economías menos competitivas. O dicho de otra forma, mantener un elevado déficit público durante algunos años puede ser viable en EEUU porque los inversores van a seguir financiándole sin problemas, pero no en Italia o España cuyas economías precisan antes de reformas estructurales que eliminen desequilibrios y aumenten su competitividad. En general, puede decirse que el elevado nivel de gasto público en la mayoría de países europeos dejaba poco margen al aumento del gasto para combatir la crisis. En comparación, el nivel de gasto público en EEUU, Japón, Corea o China es muy inferior al de Europa y ayuda a entender la necesidad del mayor énfasis en las políticas de control del déficit que se ha dado en Europa.
Una orientación que respalda el crecimiento y la estabilidad financiera de la economía más grande del mundo es buena para la región, en vista de sus vínculos directos e indirectos (materias primas) con Estados Unidos. Además, las condiciones internacionales de financiamiento siguen siendo muy favorables para América Latina: el rendimiento promedio de la deuda soberana aún está unos 250 puntos básicos por debajo de su promedio de los últimos 16 años. Gracias a estas condiciones, los gobiernos y las empresas han podido refinanciar sus obligaciones y financiar proyectos de infraestructura y otras inversiones a tasas históricamente bajas.