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05/06/16

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El espejo, por Laura Blanco

 

“Cuídate del espejo con mucha sed de imagen”, Oscar Wilde

“Cinema Paradiso”, “Regreso al futuro II”, “Sexo mentiras y cintas de vídeo”…  Se acercaba la Navidad de 1989 y todas estas películas se estrenaban en los cines. Era diciembre y The New York Times escribía en un artículo “la devaluación abaratará las exportaciones y encarecerá las importaciones, y por lo tanto debería mejorar la balanza comercial china, la cual, de acuerdo con los números de la aduana, ronda un déficit de siete mil setecientos millones de dólares”.

Una balanza comercial deficitaria china (importar más de lo que se exporta) puede resultar un escenario impensable en 2016, pero no lo era en la década de los ochenta, años en los que China devaluó su moneda en varias ocasiones en una política que se prolongó hasta bien entrada la década de los noventa. Para que se hagan una idea, 100 yuanes de 1980 equivalían a 65 dólares; en 1994, con cien yuanes solo se obtenían once dólares y medio. La prensa estadounidense estaba en lo cierto: la finalidad de los chinos con sus movimientos era abaratar sus productos para que todo el mundo los comprara. Y lo consiguió. En la segunda mitad de los noventa las autoridades chinas decidieron establecer un cambio fijo frente al dólar; el periodo coincidió con el auge de las fábricas chinas. El mundo sucumbía al made in China ante los bajos precios, el mercantilismo chino asentaba su triunfo, y a su vez un cambio fijo de su moneda impedía que el renminbi se apreciara a medida que la economía China escalaba puestos en el cómputo global (otra manera de presionar vía divisa el comercio internacional a su favor).

Siga leyendo el análisis de Laura Blanco en el número de junio de 2016 d ela revista online de mercados TraderSecrets.

FOTO: FLICKR.COM theilr

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