En muchas ocasiones nos habrán oído hablar de la excelencia de algunos fondos de autor españoles, productos ligados al talento y la convicción de un gestor o un pequeño equipo gestor, que no siguen el comportamiento de los índices, sino que son fruto de una gestión activa. Suelen ser fondos con horizontes temporales de medio y largo plazo y tienen un claro objetivo de mantener la inversión –a modo de accionistas de una empresa–, aunque con la flexibilidad suficiente para deshacer o reducir posiciones si el mercado lo exigiera.
Pues bien, el fondo del que les hablamos este mes se encuadra dentro de estos fondos de autor que nos gustan en PROFIM. Su historia y los números que le acompañan acreditan su consistencia a lo largo del tiempo. Lo que no quiere decir que, al elegir un fondo de este tipo, no se incurra en riesgos: existe un riesgo mercado y existe un riesgo gestor que hay que evaluar; aunque, bajo nuestro punto de vista, puede resultar muy interesante dentro de carteras equilibradas y bien diversificadas. Quede bien claro, no obstante, que no se trata de una idea comercial, sino de una alternativa de inversión que siempre recomendamos valorar, de la mano de un asesor independiente, en función del perfil de cada uno. Importante, sobre todo, en un producto como éste, donde la renta variable pura puede llegar a jugar un papel relevante.
Belgravia Épsilon es un fondo de gestión activa cuyo objetivo es lograr una rentabilidad positiva, tanto en mercados alcistas como bajistas, con una ratio de Sharpe (rentabilidad por unidad de riesgo) superior al del Stoxx 600 y una volatilidad inferior a la del índice. Se trata de un clon de la sicav Belgravia Beta, el producto más antiguo de la casa (julio de 1999).
Gestionado por Carlos Cerezo (socio-fundador de la gestora), éste es un fondo que se sitúa a medio camino entre la gestión tradicional y la gestión alternativa, y cuyo universo de inversión es la renta variable europea (lo que no está en bolsa se encuentra en liquidez, principalmente en repos de deuda pública, sin más pretensión de aportar estabilidad a la cartera). Por un lado, se trata de un producto totalmente líquido, con la transparencia y el control regulatorio de la gestión convencional. Por otro, ofrece un objetivo de rentabilidad absoluta positiva y un sistema de control de riesgos, que lo acerca a la gestión alternativa.
La idea es lograr un fondo que, a pesar de invertir en renta variable europea y hacerlo, por sus características de gestión activa, con una alta rotación (la cartera rota unas tres o cuatro veces al año), mantenga un enfoque conservador. De hecho históricamente ha captado 2/3 de las subidas y sólo ¼ de las caídas.
A la hora de componer la cartera, Cerezo y su equipo parten, mensualmente, de un universo potencial de 800 valores…