A la hora de seleccionar un fondo para diversificar una cartera, aunque son muchas la variables que tienen en cuenta un analista (política de inversiones, equipo gestor, volumen gestionado, rentabilidad, volatilidad, comisiones, Beta, Alpha, ratio de Sharpe…), hay algunas que consideramos no deben faltar nunca y una de ellas es la consistencia en sus resultados con independencia de lo que suceda en los mercados de referencia (renta fija, variable, divisas…). Un buen ejemplo de producto que, hasta este momento y desde su fecha de creación en 2005, se ha comportado de forma muy consistente, ofreciendo buenos resultados con una volatilidad muy reducida, es el fondo de la gestora sueca Nordea 1 – Stable Return Fund.
Nordea – 1 Stable Return es un fondo que aplica un enfoque conservador. La piedra angular del proceso de inversión es el control del riesgo, frente a la obtención de una mayor rentabilidad. El equipo de inversión de Nordea trata de combinar la rentabilidad esperada, la correlación y la volatilidad de cada clase de activo, para valorar el perfil de riesgo-rentabilidad.
El proceso de inversión es muy riguroso y está perfectamente estructurado. Se divide en 3 etapas: 1) Una asignación estratégica de activos (SAA), donde se establece el marco para la selección de las diferentes clases (un proceso que se repite trimestralmente); 2) Una asignación táctica de activos (TAA), donde la cartera se ajusta, parcialmente, en respuesta a las condiciones económicas y de mercado (con revisión mensual); y 3) La búsqueda de la cartera óptima de valores de renta fija y variable, donde se combina el paso 1 y el paso 2.
Los gestores sólo cuantifican el riesgo y ponderan las clases de activos. La selección de los valores se delega en otros equipos de Nordea. A través de esa cuantificación del riesgo lo que se pretende es que la rentabilidad negativa del fondo sea siempre inferior al 3% en un horizonte temporal de tres años. Cada clase de activo contribuye de forma individual al riesgo total de la cartera, algo que se consigue utilizando un enfoque de Valor en Riesgo (VaR).
Teniendo en cuenta esa estrategia de inversión y desde un punto de vista táctico, durante el pasado mes de julio, los gestores del fondo apostaron por una reducción de su exposición a renta variable desde “sobreponderados” hasta “ligeramente infraponderados”. La razón detrás de ese cambio estuvo en la drástica caída del apetito al riesgo, ejemplificada por las ventas masivas en el HY de los EE.UU. y la fuerte subida (desde mínimos) de la volatilidad. Por su parte, la cartera también sigue sobreponderada en crédito y larga en duración vs la asignación estratégica de activos. Con respecto a las divisas, el fondo sigue cubriendo un 74% de la cartera en EUR y mantiene una exposición a USD en torno al 22%. La decisión de dejar algunas de sus posiciones en USD sin cobertura se basa en un modelo de paridad del poder compra (PPP por su siglas en inglés) que se espera proteja a la cartera en entornos bajistas de mercado.
Con los datos de cierre de julio, vemos que el fondo está invertido alrededor de un 33% en acciones globales. Otro 18% se encuentra en bonos del Tesoro americano, porcentaje que se ha ido incrementando (debido a la más atractiva prima por duración en EE.UU. con respecto a Europa).