Lo más relevante del entorno macroeconómico mundial es el saldo mixto del crecimiento del PIB del primer trimestre del año. Los avances son generalizados (salvo en el caso de Grecia) pero con un claro “estancamiento” en EEUU que contrasta con el avance de Japón (+0,4%) y del Área euro (+0,5%). En el caso de Japón persiste la volatilidad, ya que se alternan trimestres de crecimiento con otros de contracción, lo que sigue haciendo especialmente complejo cualquier ejercicio ya no solo de proyección, sino incluso de análisis. Es muy difícil poder diagnosticar cuál es la verdadera salud de la economía nipona y, en consecuencia, las futuras decisiones de política monetaria y fiscal. No es extraño que aquel mercado bursátil esté mostrando una volatilidad diferencial.
Crecimiento del PIB
Fuente: Macrobond.
Por su parte, la UME consigue registrar tasas en línea con el potencial (2,0% anual) lo que, en caso de mantenerse, sería una excelente noticia. Y es que tras este crecimiento (encadena tres años de avances consecutivos) el PIB se ha situado en máximos históricos, es decir, ha recuperado todo lo perdido durante la Gran Recesión. Es verdad que ha necesitado siete años para crecer lo que corrigió en apenas uno. Y es que la recaída cíclica en la parte central de la crisis (2011 – 2012) dificultó la recuperación. Pero no es menos cierto que la UME evitó el riesgo de tercera recesión del que advertimos a finales de 2014, en gran medida a la aparición entonces de los famosos vientos de cola: divisa débil, materias primas baratas y tipos de interés en mínimos.
Siga leyendo el análisis de David Cano en el número de junio de 2016 de la revista online de mercado TraderSecrets.
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