“Con orden y tiempo se encuentra el secreto de hacerlo todo, y de hacerlo bien” Pitágoras
Una de las principales características del mercado es su capacidad de someter nuestro estado emocional a un mar de dudas, que convierten nuestro juicio más sensato en un caudal de incertidumbre que termina condicionando nuestro juicio hacia sesgos tales como el de predicción o pánico.
En los dos últimos años hemos asistido a un proceso de mercado lateral de largo recorrido, con una pauta chartista, aparentemente plana para algunos analistas técnicos o aparentemente de cambio de tendencia primaria para otros. Los condicionantes que pueden determinar los patrones chartistas, nunca deberían de solaparse con el conocimiento de que los gráficos no son la antesala de nada, simplemente nos explican los hechos a medida que se van sucediendo, y por lo tanto, la posibilidad que tenemos de entender los sucesos económicos a través de los gráficos, debería ser una solución y no un problema.
Como decimos, no nos dedicamos a predecir los precios y tampoco nos dedicamos a adivinar el futuro. Nos dedicamos a plantear hipótesis de precios y a operarlas. Esto explica muchas veces en que consiste nuestro trabajo, que parte más de la capacidad de gestionar los riesgos y comprender el concepto de volatilidad que no de generar beneficios, eso se lo dejamos al mercado.
En este sentido, debemos añadir que uno de los conceptos clave a la hora de tratar de comprender las bases del chartismo, es la comprensión que los gráficos se dibujan en un eje de coordenadas de dos dimensiones, el precio y el tiempo, lo que nos debería de llevar a comprender, que la opción de centrarnos únicamente en el precio, faculta la codicia, para que nos nuble el juicio y nos provoque conductas autodestructivas.
Siga leyendo el análisis de Marc Ribes en el número de enero de 2016 de la revista online de mercados TraderSecrets.
(FOTO: Patrik B, www.flickr.com)