Ayer el FMI publicó su informe trimestral sobre expectativas económicas mundiales (World Economic Outlook). El informe constata las tendencias positivas de la economía mundial revisando el crecimiento global en 2017 y 2018 en una décima, hasta el 3,6% y 3,7% respectivamente. La mejora de expectativas es muy general en las diversas áreas geográficas y en particular en la Eurozona con un crecimiento esperado del 2,1% y 1,9% en 2017/2018, dos décimas más que en las previsiones anteriores.
La Gran Recesión de 2008-09 puso en marcha un proceso de ajuste a nivel mundial que ha tenido diversas fases según las áreas geográficas. El ajuste más rápido se produjo en las economías más desarrolladas, lideradas por EEUU y Alemania. En los países periféricos europeos la breve recuperación en 2010 dejó paso a una nueva e intensa fase de ajuste hasta 2013. Finalmente, los países emergentes, que habían sufrido una crisis relativamente suave en 2008-09, entraron en proceso ajuste en 2013 de la que parecen estar saliendo ahora. Estas sucesivas crisis en diferentes áreas pueden verse como parte de una gran crisis global que se inició en 2008 y de la que podríamos estar saliendo finalmente.
Diversos indicadores de coyuntura (PMI Manufacturero, Producción Industrial, Confianza del consumidor…) muestran que el repunte de la actividad global que se inició a mediados de 2016 se ha fortalecido en la primera mitad de 2017, reflejando un mayor crecimiento de la demanda doméstica en las economías avanzadas y en China y un mejor comportamiento en otras grandes economías emergentes. Los PMI manufactureros indican que el fuerte momento de la economía continuará en el tercer trimestre.
Los indicadores globales se han visto afectados por la crisis europea (2011-13) y la de emergentes (2013-16).
La crisis de emergentes se reflejó en la actividad industrial en los países desarrollados, no tanto en el consumo. Desde mediados de 2016 hay una recuperación sólida en desarrollados y una gradual mejoría en emergentes.
El escenario macro se mantiene por tanto muy favorable para la renta variable. Por primera vez desde el inicio de la crisis en 2008, la mayoría de economías del mundo están en fase de crecimiento, con los países desarrollados creciendo ya a su potencial a largo plazo o cerca de él, y los emergentes saliendo de una larga fase de ajuste y acelerando su crecimiento.
Por otro lado, las expectativas de los mercados sobre la política de tipos de interés de los bancos centrales muestran que, pese al retroceso de la inflación en los últimos meses, se sigue confiando en un escenario de “normalización monetaria” muy gradual en los próximos años. Tan gradual que en el caso de la Eurozona se espera que el Euribor a 1 día esté todavía en negativo a finales de 2020. En definitiva, una política monetaria muy acomodaticia en los próximos 2-3 años al menos.
Expectativas tipos de interés basadas en la tasa de los Fed Funds en EEUU y las tasas interbancarias a 1 día en UK y Eurozona.