En 1996 un joven estudiante de 23 años llamado Kevin Plank, apasionado de los deportes desde niño, y capitán del equipo de fútbol en la Universidad de Maryland, tuvo un sueño: cambiar el modo de vestir de los atletas; buscar tejidos más eficientes en temperatura y de mejor rendimiento. Y así fue como en los bajos de la casa de su abuela en Georgetown, Wahington DC (típica historia de start tup americana) nacía Under Armour. Su primer producto fue el prototipo 0037, una camiseta sencilla pero que absorbía el sudor más rápidamente que cualquier otra. Hoy es la segunda compañía de ropa deportiva del mundo, después de Nike, con una capitalización bursátil de 16.500 millones de dólares, y según un reciente informe de la consultora Millward Brown, una de las 10 firmas de retail mejor valoradas.
Pero Under Armour no sólo ha revolucionado el mundo del textil y calzado deportivo; también se ha convertido en una compañía digital, con más de 130 millones de usuarios a través de sus diversas aplicaciones tecnológicas. Todo ello mientras una compañía tradicional como Sports Authority (en su tiempo una de las mayores cadenas de tiendas de ropa de deportes del mundo y, por cierto, uno de los mejores clientes de Under Armour) se declaraba hace poco en bancarrota. No es que Plank crea que el desarrollo tecnológico es parte clave de su negocio; él considera que su compañía es tecnológica. “Llevamos la innovación en la sangre”, reza en la web de Under Armour.
El caso de esta compañía americana (al margen de su rendimiento bursátil) es un ejemplo más de lo que está ocurriendo en el mundo. No es raro que en cualquier foro económico nos hablen de los procesos disruptivos. Esas tecnologías, que no sólo están creando futuro, sino que acaban con el pasado: una revolución en toda regla, como en su momento lo fuera la industrial.
Sirva esta introducción para hablarles este mes de un fondo que tiene mucho que ver con todo esto que les contamos. Se trata del FOURPOINTS Funds Digital Leaders, en su día un producto especializado en el sector tecnológico, pero que –con una visión muy certera de sus responsables–, ha evolucionado con la propia transformación digital de la economía global. En él encontramos compañías puramente tecnológica y de comercio electrónico, pero también otras, en principio, relacionadas con los sectores más tradicionales.
Siga leyendo el análisis de José María Luna en el número de julio-agosto de la revista online de mercados TraderSecrets.
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