El gran maestro de ajedrez, Savielly Tartakower, señalaba en una ocasión que nunca se ha ganado una partida abandonándola. Y es que tras el escenario de alta volatilidad que vivíamos durante el pasado mes de agosto, con su consiguiente varapalo para las bolsas mundiales tras otro “lunes negro”, muchos analistas e inversores podían llegar a hacerse la pregunta de si esto suponía un jaque mate para los mercados de acciones, tras un largo periodo alcista, o simplemente un nueva parada para atacar cotas más altas.
Vaya por delante que no consideramos que no estén dando jaque mate y, por tanto, que debamos abandonar la partida aún. Ahora bien, sí consideramos que hay argumentos, más que suficientes, para hacer un nuevo llamamiento a la cautela a la hora de invertir en los mercados de capitales. Para explicarlo, permítannos que utilicemos un nuevo palabro: ChiGreFed, el cual aunque pudiera parecer el nombre de un nuevo helado de verano, que no lo es aunque a más de uno lo habrá dejado congelado en las últimas semanas, hace referencia a los “ruidos” procedentes de China, Grecia y, cómo no, de la propia FED (la Reserva Federal Norteamericana). Ruidos que, en mayor o menor importancia, generan incertidumbres sobre el devenir de los mercados de capitales para el corto y medio plazo.
Así, y en primer lugar, si China se está enfriando, su catarro afecta a los precios de la inmensa mayoría de los activos financieros mundiales:
- Menor demanda de materias primas, por lo que el precio de éstas caen afectando a los ingresos de los países que dependen más de las exportaciones de estas materias primas y, cómo no, a la propia industria norteamericana del petróleo (fracking) que ha sido elemento dinamizador de creación de puestos de trabajo en los últimos años.
- Menores exportaciones hacia China afectando a las ventas de muchas compañías del resto del mundo y, con ello, a sus cuentas de resultados.
- Si China se enfría aparecen dudas en torno al crecimiento económico de otros países emergentes y, con ello, a la capacidad de éstos de hacer frente a sus deudas… Algo que se agrava si, encima, los préstamos están denominados en dólares USA y esta divisa se aprecia.
Y es que el problema procedente de China no es tanto que haya corregido su mercado de Shanghai (donde cotizan acciones de clase A, dirigidas al inversor local, bastante ilíquidas y manipulables por las autoridades de dicho país). No, ese no es el problema. El problema es que, gracias a las políticas monetarias súper expansivas aplicadas por los distintos y principales bancos centrales del mundo, se han estado financiando muchos proyectos empresariales creando, en algunos casos, verdaderas estructuras de sobrecapacidad de producción. Por ello, cuando hay dudas en torno a cuánto crecerá China, sale a la luz que quizás las expectativas de ventas de productos y servicios de dentro y fuera del país no sean tan halagüeñas y esto genera, a su vez, dudas en torno al ritmo de recuperación de la economía mundial.
En segundo lugar está, una vez más, un viejo conocido: Grecia. Tripras, tras anunciar nuevas elecciones en el país, vuelve a incluir al país heleno en la ecuación de ruidos e incertidumbres cuando, tras la aprobación del tercer rescate, parecía que ya se le había diluido, aunque sólo fuera temporalmente. Pero no, lamentablemente más caos, desconcierto y confusión.
Y, en tercer lugar, está la expectación creada en torno a si habrá o no subida de tipos de interés, por parte de la Reserva Federal Norteamericana, de forma inmediata. Nosotros somos de la opinión que la FED subirá los tipos de interés de referencia cuando sus miembros lo estimen oportuno y que, por tanto, no tomarán una decisión que suponga “pegarse un tiro en el pié” de su recuperación económica. Pero las dudas están ahí y, qué duda cabe, que la ansiedad en torno a cuando se producirá dicha subida hace que los mercados de acciones sufran capítulos de mayores volatilidades.
Siga leyendo el análisis de José María Luna en el número de septiembre de la revista online de mercados TraderSecrets.