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28/05/13

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¿Hay vida más allá de los fondos garantizados?

Dos son los productos que hasta ahora han centrado las preferencias de los ahorradores españoles de perfil conservador y, en muchos casos, no tan conservador. Se trata de los depósitos y de los fondos garantizados.

El depósito ha sido durante décadas el gran beneficiado del conservadurismo que impera en la toma de decisiones de los ahorradores españoles. Un conservadurismo, por qué no decirlo, que han aprovechado durante décadas las entidades financieras españolas a la hora de captar nuevos clientes.

La “protección del capital invertido” como valor asociado al depósito y la alta rentabilidad ofrecida por las entidades españolas (la mayoría de las veces muy por encima de lo que marcaba el mercado de referencia) con el objetivo de captar capital, son dos “afrodisiacos” difíciles de resistir.

La llegada de los fondos garantizados a mediados de los 90, sin llegar a destronar al depósito, sí generó una mayor competencia a la hora de captar el ahorro conservador por parte de las entidades. Algo que se ha acrecentado durante este último año.

La recomendación del Banco España de limitar la rentabilidad ofrecida por los depósitos ha llevado a bancos y cajas a potenciar la oferta de garantizados de renta fija. Un producto que presenta algunas ventajas frente a los depósitos (mejor fiscalidad, mayor diversificación de riesgos, mayor protección ante eventos empresariales -el fondo no se ve afectado por la quiebra de la entidad financiera que lo gestiona o administra aunque si la entidad garante es la que quiebra, la garantía podría quedar sin efectividad-), pero que no cumple todos los requisitos que en nuestra opinión consideramos adecuados para gestionar los ahorros, entre ellos la liquidez. Para que la garantía sea efectiva, el ahorrador debe mantener el fondo garantizado en cartera entre tres y cinco años. Si necesita deshacer antes de ese plazo la inversión, no sólo perderá la garantía y deberá vender a precio de mercado, lo que puede implicar tener que asumir una pérdida patrimonial, sino que, además, deberá pagar una alta comisión en concepto de reembolso.

Por lo tanto, ¿hay vida más allá de estos dos tipos de instrumentos financieros tan populares?

La respuesta es un rotundo SÍ. Dentro del universo de fondos comercializados en España existen numerosas alternativas para inversores que buscan seguridad y rentabilidad.

En este sentido, dos posibles ideas interesantes:

Fondos mixtos de renta fija que se caractericen por contar con una gran flexibilidad en su estrategia y política de inversiones. Que sean consistentes en sus resultados sin asumir una elevada volatilidad. Este año hay fondos, con estas características, que ya logran una rentabilidad superior al 4%.

Fondos de retorno absoluto. Es decir, productos “todo terreno” que tratan de conseguir una rentabilidad positiva, año a año, independientemente del escenario económico y financiero en cada momento y controlando exhaustivamente el nivel de riesgo.

 

La mejor forma de descubrir este mundo de alternativas es asesorarse adecuadamente.

 

 

Ahorro

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