La tendencia lo es todo. Es una frase muy utilizada en los mercados financieros y la condición que muchos inversores le exigen a un activo para invertir en él. Pero, ¿la tendencia en qué plazo?
¿Merece la pena dedicar tiempo, esfuerzo y dinero en ser un daytrader y estar pegado a la pantalla para desarrollar estrategias de inversión de muy corto plazo o intradía, o es más rentable estudiar las tendencias semanales de los activos para desarrollar estrategias de medio o largo plazo en índices, valores o cualquier tipo de activo?
Ni tanto ni tan poco. Un inversor de éxito tiene que tener un método, y casi más importante, debe ser riguroso con dicho método. Lo primero es conocerse a sí mismo, las capacidades y el perfil de riesgo que uno tiene como inversor. Lo segundo es llevar a cabo una planificación financiera y comprobar si uno tiene recursos que pueda destinar a la inversión. Con ello, hay que buscar en qué activo invertir e, igual de importante, cómo invertir en dicho activo.
Análisis técnico, fundamental, económico, de volatilidad, con índicadores y osciladores, o una mezcla de todos. El estudio del activo es clave, pero no determinante. Se necesita un método que incluya una fórmula de gestión monetaria y que evite la descapitalización y el fin del inversor como inversor.
¿Qué es más rentable, la inversión tendencial o el rabioso corto plazo? Depende del inversor, del producto de inversión, del mercado, del tiempo de la inversión.
A medida que un inversor gana en conocimiento y se vuelve más sofisticado, incorpora en su cartera productos con apalancamiento porque gracias a ellos consigue un resultado amplificado a partir de una inversión más pequeña; esto también implica asumir un mayor nivel de riesgo. Puede seguir leyendo el artículo en el número 12 de la revista online TraderSecrets.