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23/11/25

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La inteligencia artificial se dispara. Pero también los riesgos ocultos…

La inteligencia artificial (IA) se ha convertido en uno de los motores económicos más influyentes del siglo XXI. Su capacidad para acelerar la productividad, transformar industrias enteras, y generar nuevos modelos de negocio ha impulsado niveles sin precedentes de inversión, tanto en Silicon Valley como en los mercados financieros globales. Startups que no existían hace tres años alcanzan valoraciones multimillonarias, mientras que los gigantes tecnológicos redirigen ingentes recursos hacia nuevos modelos de IA generativa.

Sin embargo, como en cada ciclo de innovación acelerada, la euforia tecnológica ha venido acompañada de prácticas financieras agresivas, valoraciones que se expanden más rápido que los ingresos reales, y un creciente conjunto de señales de advertencia que merecen atención.

Contabilidad creativa en un sector de obsolescencia rápida

Una parte del entusiasmo por la IA se refleja en la manera en que algunas empresas están registrando sus inversiones tecnológicas. Pese a que muchos sistemas de IA tienen ciclos de vida extremadamente cortos —a menudo inferiores a tres años, debido a la rápida evolución de los modelos y del hardware especializado— algunas compañías extienden los calendarios de amortización hasta cinco o seis años.

Esta práctica, permitida dentro de ciertos márgenes de las normas contables, reduce los gastos anuales en depreciación y mejora artificialmente los indicadores de rentabilidad. Aunque no implica necesariamente un incumplimiento normativo, sí distorsiona la fotografía económica real, y puede inflar el valor percibido de los activos.

SPV y estructuras financieras que ocultan riesgo

El auge del sector también ha propiciado un mayor uso de Vehículos de Propósito Especial (SPVs), empleados para aislar determinados activos o pasivos. Si bien estas estructuras tienen usos legítimos, su proliferación dificulta la lectura clara de los balances y puede trasladar riesgos fuera del perímetro principal de las compañías.

Algunos analistas señalan que, en un entorno de fuerte presión competitiva y necesidad de liquidez, los SPVs pueden crear solvencia aparente a corto plazo que no refleja la verdadera exposición financiera.

Ventas a crédito y calidad de los ingresos

Otro fenómeno en expansión es el incremento de las ventas a crédito con plazos de cobro cada vez más largos. En un mercado donde los clientes —especialmente startups y pymes— necesitan soluciones de IA para no quedarse atrás, algunos proveedores están concediendo financiación directa para cerrar ventas.

El riesgo es doble:

  • se registra como ingreso algo que aún no ha generado caja,
  • y la calidad crediticia de estos clientes puede ser incierta en un entorno de tipos altos y liquidez limitada.

Si la morosidad aumenta, las compañías que han inflado ingresos con ventas financiadas podrían enfrentarse a problemas bruscos de liquidez.

Operaciones de capital que inflan valoraciones

En los últimos años han proliferado operaciones cruzadas de inversión, especialmente en el ecosistema de infraestructura de IA: fabricantes de chips, proveedores de servicios cloud, desarrolladores de modelos y startups que dependen unos de otros. Estas transacciones, aunque legales, pueden dar lugar a un “efecto espejo”, donde los balances reflejan crecimiento financiero interno al ecosistema más que expansión real del mercado.

Reguladores y analistas advierten que, sin transparencia suficiente, estas operaciones pueden contribuir a valoraciones desconectadas del rendimiento operativo.

Tecnología sobredimensionada y métricas que confunden más de lo que aclaran

La presión por destacar en un mercado hipermediático ha impulsado un marketing extremadamente ambicioso. Conceptos como “inteligencia autónoma” o “optimización predictiva avanzada” se utilizan de forma generosa, incluso cuando no existen auditorías independientes que validen tales capacidades.

Al mismo tiempo, algunas empresas priorizan métricas de crecimiento poco representativas del valor real, como usuarios activos o interacciones superficiales, mientras omiten indicadores clave como retención, monetización o coste de operación.

El resultado es una narrativa que puede sobreestimar el grado de adopción y madurez de determinadas tecnologías.

La tentación del ‘cherry-picking’ y la inflación de la propiedad intelectual

En un sector donde cada avance técnico se comunica como un hito, es tentador seleccionar únicamente los resultados positivos, una práctica conocida como cherrypicking. Aunque no es necesariamente fraudulenta, puede llevar a percepciones erróneas sobre el progreso real.

Al mismo tiempo, algunas compañías registran patentes, modelos o software en desarrollo como activos de elevado valor, pese a que muchos de ellos no tienen aún aplicación comercial clara. La sobrevaloración de la propiedad intelectual puede inflar balances sin aportar garantías de retorno futuro.

Un mercado sobrealimentado por expectativas

La combinación de inversión masiva, contabilidad agresiva, y expectativas a menudo desalineadas con los fundamentos económicos, ha creado un entorno que algunos economistas consideran sobrealimentado. No es la primera vez que ocurre: el patrón recuerda a episodios previos de innovación acelerada, desde la burbuja puntocom hasta determinados tramos del mercado fintech.

La diferencia, esta vez, es la escala. La IA está llamada a convertirse en una infraestructura transversal, lo que amplifica cualquier riesgo sistémico.

Un futuro brillante… siempre que se sostenga sobre cimientos sólidos

La tecnología de IA tiene un potencial extraordinario para redefinir la economía global. Su desarrollo es, sin duda, una de las transformaciones más trascendentales de nuestra era. Pero ese futuro depende también de la capacidad del sector para garantizar transparencia, rigor contable y prudencia financiera.

Si las valoraciones continúan desconectándose de la generación de caja real, o si las expectativas superan demasiado a los resultados, la confianza del mercado podría erosionarse antes de que la tecnología alcance su madurez plena.

La IA está librando dos carreras al mismo tiempo:

  • una tecnológica, donde avanza a velocidad de vértigo,
  • y otra financiera, donde su estabilidad dependerá de decisiones tan humanas como las hojas de balance.

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