Lejos de debilitarla, diciembre ha reforzado la tendencia bajista que ha dominado el escenario de materias primas en 2014, y de forma especialmente contundente durante el segundo semestre. La presión vendedora que ha sufrido el petróleo desde julio ha eclipsado comportamientos de otros activos, igualmente bajistas. Parece lógico el protagonismo a tenor de la dimensión que ha tomado su desarrollo bajista. La secuencia de semanas sin lograr cerrar por encima del máximo de la semana previa, que hemos venido señalando en artículos anteriores, no ha hecho más que incrementarse hasta el punto de acumular ya 28 velas semanales consecutivas sin que se haya producido dicha señal. Se aprecia nítidamente tanto en el chart del crudo tipo Brent como en la variedad West Texas.
La lectura, no por evidente, es menos útil. Hay presión vendedora y ésta alimenta el motor de la tendencia bajista. Presión que lejos de reducirse, se incrementa según desciende escalones el precio. La dimensión de las velas mensuales es el mejor reflejo de este hecho. Ya saben, la propensión a vender perdiendo (de la mayoría de inversores) es mayor cuando una posición alcista acumula pérdidas latentes del 20%, por ejemplo, que cuando apenas sufre un retroceso del 3%. El miedo a perderlo todo se apodera de la capacidad de decisión estratégica y quien no quiso aceptar un 3% de stop loss como pérdida coherente ante una estrategia que el precio determinó perdedora acaba sacrificando su posición cuando la minusvalía latente crece y pone en jaque la templanza del inversor.
De cara a 2015 ¿es previsible un repunte en el precio del petróleo? Un movimiento, sea en este o cualquier otro activo cotizado, tan vertical sin duda permite albergar la posibilidad de que en un momento determinado se produzca un repunte. ¿Será por la sobreventa? Ésta hace tiempo que alcanzó niveles más que notables y de momento ni atisbo de rebote.