La economía no es una ciencia exacta como son las matemáticas. Intervienen familias, empresas, y Gobiernos cuya reacción no es siempre la misma en situaciones similares. De ahí que nadie sabe con certeza y con antelación su comportamiento y evolución tras la puesta en marcha de ciertas políticas monetarias y fiscales.
Estamos viendo como los Bancos Centrales van reunión a reunión y dato a dato. La economía es una ciencia de prueba y error que debe manejarse con cierta prudencia. Una vez tomado el rumbo no es fácil de corregir.
El mercado descuenta con un probabilidad del 65% un escenario de soft landing (ver gráfico). Esta estimación es un tanto optimista y no está basada en nada concreto más que en la simple esperanza de que sea así, analizando la recesión de una manera superficial. La economía no debe compararse con un avión que es fácil de maniobrar ni tampoco a la FED con su piloto. Los Bancos Centrales nos marcan el rumbo pero sin conocer a priori ni la intensidad ni la duración del trayecto.
En los trece últimos ciclos de subida de tipos de interés sólo en tres de ellos ha existido lo que hoy se denomina un soft landing (Ver gráfico). Cuando un avión pretende aterrizar y uno de sus motores se encuentra averiado el aterrizaje suele ser violento. Corregir el rumbo y remontar el vuelo con un motor averiado es una tarea bien difícil y dependerá en gran medida de la puesta en marcha de ciertas medidas extraordinarias y de gran calado, que hoy por hoy con el problema de la inflación no se está dispuesto a hacer.
Con la subida de tipos de interés vivida (500 p.b. en 14 meses) lo lógico es pensar que el escenario más plausible y probable que se produzca es el de un aterrizaje forzoso .Cuanto más resiliente es la economía más difícil es controlar la inflación, y por consiguiente más restrictiva es la política monetaria. El bucle se realimenta en sí mismo generando cada vez un mayor daño económico. El motor se va dañando hasta el punto incluso de dañar al otro motor dificultando aún más el aterrizaje.
La recesión parece un hecho y no tardará en llegar. La dos incógnitas a resolver serían:
- El grado de intensidad
- El tiempo de duración.
Por último es importante perder el miedo a decir las cosas por su nombre. Hoy en día se prefiere utilizar todo tipo de nombres rimbombantes para endulzar cualquier situación. A modo de ejemplo, las quiebras bancarias son quiebras y no concentraciones bancarias, las pérdidas son pérdidas y no ventas al descuento, y las recesiones son recesiones y no soft landing o cualquier terminología variopinta que pretende evitar decir las cosas por su nombre.
La recesión está en marcha y será inminente.