En apenas unos años, MicroStrategy —una firma de software anteriormente modesta con sede en Virginia— ha protagonizado una de las transformaciones corporativas más audaces del mercado de capitales moderno. Bajo el liderazgo de su cofundador y presidente ejecutivo, Michael Saylor, la empresa ha abandonado gran parte de su negocio tradicional para convertirse en un vehículo de inversión masivo centrado en Bitcoin. Este cambio radical, inicialmente celebrado por mercenarios de la renta variable y evangelistas cripto por igual, ha derivado en un escrutinio profundo a medida que la volatilidad de las criptomonedas golpea su valoración bursátil.
El auge de la “tesorería Bitcoin”
Desde Agosto de 2020, MicroStrategy ha ejecutado una estrategia insólita en la que emite nuevas acciones y deuda —incluidas emisiones de bonos convertibles y acciones preferentes— para financiar compras masivas de Bitcoin. Al hacerlo, Saylor convirtió la empresa en una de las mayores poseedoras corporativas del activo digital, con tenencias que ahora superan los 600.000 BTC, un porcentaje significativo del suministro total. La narrativa del crecimiento se apoyó en una métrica interna inédita, el llamado “Bitcoin Yield”, que pretendía medir el rendimiento de sus compras apalancadas.
Esta estrategia dio frutos espectaculares durante mercados alcistas. La acción, que una vez cotizó como un modesto valor tecnológico, experimentó ráfagas de crecimiento impulsadas no tanto por resultados operativos, sino por la percepción de que MicroStrategy era una “proxy” apalancada de Bitcoin. Inversionistas atraídos por la narrativa y la especulación dispararon su valoración mucho más allá del valor de mercado de sus activos digitales subyacentes.
La era del apalancamiento: acciones preferentes y deuda
En su apogeo, MicroStrategy recaudó miles de millones mediante emisiones de acciones ordinarias, convertibles y preferentes para financiar sus compras. Una ronda reciente de acciones preferentes ofreció un rendimiento del 10%, atrayendo tanto a inversores de alto riesgo como a instituciones más conservadoras, deseosas de un flujo estable respaldado por el auge de Bitcoin. Sin embargo, incluso estas emisiones se han visto empañadas por la caída del precio de sus acciones, lo que ha comprimido la prima de valoración respecto al valor neto de sus activos en Bitcoin.
El modelo implicaba vender acciones cuando cotizaban con prima respecto al valor de bitcoin en su balance (“mNAV premium”), utilizando esos fondos para comprar más BTC a precios efectivos de descuento. Sin ese premium, la ecuación deja de equilibrarse. Sin una prima saludable, la compañía se enfrenta a un dilema: reducir las emisiones de capital y arriesgar su plan de adquisición o continuar emitiendo acciones a precios deprimidos, diluyendo a sus accionistas.
El giro del mercado: prima a descuento
En tramos recientes, la acción de MicroStrategy ha cotizado por debajo del valor de sus tenencias de Bitcoin, marcando un momento simbólico. Los mercados ahora parecen descontar no solo el valor de sus activos digitales, sino también los riesgos corporativos asociados a su modelo de negocio y altos niveles de deuda. Esta percepción se profundiza en un entorno de mercado bajista donde la volatilidad de Bitcoin presiona simultáneamente su tesorería y su valoración bursátil.
Peor aún, la compañía ha experimentado un creciente escepticismo por parte de los reguladores de índices de renta variable. La posibilidad de ser excluida de selectos índices, como el MSCI USA o el Nasdaq 100, podría desencadenar salidas significativas de capital, agravando artificialmente su descuento sobre el valor de sus Bitcoins.
Críticas y paralelos con vehículos de inversión ilíquidos
Algunos analistas han comparado la estructura de MicroStrategy con vehículos como el Grayscale Bitcoin Trust, caracterizados por la falta de liquidez y un descuento persistente respecto a su valor subyacente. Además, críticos como Jim Chanos han señalado que invertir directamente en Bitcoin sería más eficiente para muchos inversores que comprar acciones de una empresa con costos operativos, deuda significativa y un negocio tecnológico subyacente no rentable. Ante esta narrativa, la cotización de MicroStrategy refleja más una apuesta especulativa que una evaluación de negocio convencional.
Riesgos y próximos pasos
La caída bursátil ha obligado al propio Saylor a admitir la viabilidad de vender Bitcoin en circunstancias adversas para cubrir obligaciones, un cambio radical de su anterior postura de acumulación perpetua. Paralelamente, la empresa mantiene una reserva financiera para garantizar pagos a inversores y afrontar vencimientos próximos. Aun así, el doble filo del apalancamiento inquieta a los inversores institucionales y minoristas por igual.
En última instancia, MicroStrategy es ahora tan dependiente de Bitcoin como cualquier fondo inversor temático, pero con un perfil de riesgo extraordinariamente distorsionado por su apalancamiento. Su acción ya no se valora por sus ingresos como empresa tecnológica, sino como un derivado altamente volátil ligado exclusivamente al precio de Bitcoin y a la viabilidad de su estrategia de financiación. Y en un mercado donde el entusiasmo por las criptomonedas da señales de agotamiento, la prima histórica por la exposición indirecta al token se ha convertido en un lastre.

