Es típico y tópico que, hacia finales de año, las entidades financieras limpien bien las cristaleras de sus escaparates para dar entrada a las campañas especiales de pensiones. Es en ese momento cuando la mayoría de nosotros (y por motivos fiscales) caemos en la cuenta de que debemos ir pensando en nuestra jubilación. Y no es mala práctica, aunque sea una vez al año, hacer cuentas de cara asegurarnos un futuro mejor; sobre todo cuando, por diversas razones (pirámide poblacional, cuentas del Estado…), tenemos la certeza de que dentro de unas pocas décadas no podremos vivir sólo de nuestra pensión pública.
Ahora bien, igual que nos vamos haciendo mayores de forma progresiva, día a día, la elección de un fondo de pensiones no es algo en lo que debamos pensar sólo durante unas pocas semanas del año. Entre otras cosas porque, el plan de pensiones (aun tratándose de un instrumento de ahorro de largo plazo, y ese debe ser su cometido dentro de nuestra estructura patrimonial) es un producto financiero que también tiene su “timing”, cuya rentabilidad final dependerá, en gran medida, del momento en el que hayamos decidido entrar.
Adelantarse al “rebaño” puede generar beneficios a medio y largo plazo. La cuestión es: ¿estamos ahora en un buen momento para elegir un plan de pensiones? Dependerá del tipo de activo financiero que nos interese tener en nuestro plan. En este sentido, hay dos que parecen interesantes, y que pueden satisfacer las necesidades de ahorradores con perfiles muy diferentes:
Por un lado, la deuda española. España aún atraviesa una situación complicada (con un talón de Aquiles: la elevada tasa de desempleo). Pero parece claro que algo vamos mejorando. Al menos, hemos dejado de ser el “gran problema” del mundo occidental. En este sentido, y de cara a los inversores más conservadores, quizás sea buena idea empezar a mirar planes de pensiones que incluyan en su cartera deuda pública española (no será mala idea tampoco que combinen renta fija pública y privada nacional). Según las últimas estadísticas de Inverco, en los últimos años los planes de pensiones españoles han ido incrementando su participación en la deuda pública nacional de forma relevante, desde el 13% de diciembre de 2008 hasta el 34,2% de cierre de junio de 2013.
Por otro, la renta variable europea. Para aquellos otros ahorradores capaces de soportar mayor riesgo, bien sea por su edad, bien sea por su propio perfil de riesgo, otra idea interesante es la renta variable europea. Es más que probable que, a lo largo de las próximas semanas, los mercados se vean sometidos a una elevada volatilidad. Pero tanto los fundamentales de las principales economías, como las valoraciones de muchas empresas, aún ofrecen el atractivo para invertir en renta variable de cara al medio y largo plazo. Y Europa comienza a estar en el radar de muchos gestores, equilibrándose las apuestas entre aquellos que prefieren EE.UU. y aquellos que apuestan por el continente europeo. Además, desde el punto de vista de un ahorrador europeo, mantener la mayor parte de la inversión en la zona euro, parece tener todo el sentido.
Según Inverco, en el último año (julio 2012-julio 2013), los planes de pensiones han ofrecido una rentabilidad media del 11,4% (un 19,8% para los de renta variable, un 13,59% para los de renta variable mixta, un 3,48% para los de renta fija a corto plazo y un 7,46% para los de renta fija a largo plazo). En cualquier caso, como en todo el universo de productos financieros, la dispersión de resultados nos invita a ser muy selectivos. Así que elegir el producto adecuado (¡ojo a las comisiones!), en el momento adecuado, será clave. Y cuanto antes hagamos el ejercicio de pensar en nuestra jubilación (no dejándonos llevar sólo por motivos fiscales), más tiempo tendremos para examinar la oferta disponible en el mercado.
Isabel Sánchez / @sanchezburgos