El pasado mes comenté el deterioro de la posición cíclica de la economía europea en claro contraste con la de EEUU. Solo España parecía estar disfrutando de un avance del PIB, eso sí, tras una intensa crisis e impulsado por una serie de factores de difícil mantenimiento. En diversas ocasiones he comentado la enorme disparidad de la posición cíclica de los principales países del Área Euro. Tal y como se puede observar en el gráfico 1, comparten política monetaria una economía en expansión (Alemania), una en recesión (Italia), una en recuperación (España) y otra estancada, Francia.
Gráfico 1. Evolución del PIB de la UME, Alemania, Francia, España e Italia.
Francia es la segunda economía del Área euro, con un PIB de 2,1 billones de euros, es decir prácticamente el doble que España, y un 40% menos que Alemania. Una brecha que se está incrementado en los últimos trimestres. Francia sufrió (gráfico 2), como no podía ser de otra forma, el impacto de la Gran Recesión, con una caída del PIB del 4% (atención, que en Alemania fue del 7%). A partir de entonces, consiguió recuperarse sin sufrir la segunda recesión que sí experimentaron las economías periféricas (2011-2012), asociada entonces a la crisis de deuda.
Gráfico 2. Evolución del PIB (índice base 100 = 1T08)
Gráfico 3. Crecimiento de la renta, del consumo y de la tasa de ahorro de las familias francesas
Podríamos decir, por tanto, que el balance de la crisis y de su inmediata recuperación no fue malo. ¿Los motivos? Principalmente el dinamismo del consumo de las familias (gráfico 3), que tanto en 2008 como en 2009 creció. Ello se debió, en gran parte, a la estabilidad de las rentas, favorecidas, a su vez, por el avance de los salarios y, en principio, por la inferior destrucción de empleo. El menor endeudamiento de las familias francesas en comparación con otros países de la UME es otro factor adicional que permite entender esta capacidad de resistencia. Como se observa en el gráfico 4, las familias deben un importe equivalente al 75% de su renta disponible, es decir, una de las cifras más bajas (obsérvese su aumento reciente, lo que pone de manifiesto que parte del dinamismo del consumo se debe a incremento de deuda[1]). La aportación positiva del consumo público se configuró como otro motor de crecimiento económico que compensó la contracción de la inversión y del sector exterior (gráfico 5).
[1] Como excede del objetivo de este artículo, me limito a llamar la atención sobre la caída del endeudamiento de las familias alemanas, así como el punto de inflexión en el de las españolas y el elevado nivel de deuda de las holandesas.