¿Por qué no hay inflación?

inflacion

 

En 1923 Alemania contaba con 30 fábricas de papel y 133 talleres de imprenta de los que salían miles o, mejor dicho, millones de billetes. Era la época de la hiperinflación que derrumbó el valor del marco: en agosto de ese año un dólar equivalía a 620.000 marcos y a principios de noviembre a 630.000 millones de marcos. En Berlín un viaje en tranvía costaba 15.000 millones de marcos y un kilo de mantequilla 250.000 millones.

Los alemanes no olvidan estas cifras, por eso tienen pánico a la inflación y rechazan que en Europa se apliquen las medidas de expansión monetaria, de impresión de papel moneda. La expansión monetaria ha marcado la política de actuación de los bancos centrales en los últimos tiempos. Más en la Reserva Federal estadounidense, el Banco de Inglaterra y el de Japón y menos en el Banco Central Europeo, pero políticas expansivas al fin y al cabo con bajadas de tipos de interés y medidas no convencionales. Si entran más billetes en el sistema ¿por qué en esta ocasión no hay más inflación en los bienes al consumo (la que medimos a través del IPC)?

“Los bancos centrales han inyectado liquidez a través de la base monetaria, pero ese dinero no se ha transformado en oferta monetaria, que es el dinero que llega a la economía real” explica David Cano desde AFI. Son las entidades financieras mediante el crédito que conceden las que trasforman la base monetaria en oferta monetaria (por eso escuchamos en nuestro país que se repite eso de que los bancos deben dar crédito o por eso Mario Draghi comparece apesadumbrado cada primer jueves de mes reconociendo que las políticas expansivas del BCE no llegan a la economía real, no se trasforman en oferta monetaria). David Cano matiza que en Estados Unidos ya empieza a verse como la base monetaria se transforma en oferta monetaria. Y como Cano recordaba en su artículo de enero Política monetaria no convencional y agregados monetarios (pág. 8 de TS) “si no aumenta la oferta monetaria no hay aumento del PIB ni de la inflación”.

El objetivo de inflación de los Bancos Centrales es el 2%. USA tiene el IPC en el 1’8% (+0,5% en junio), la eurozona en el 1,6%, y el Reino Unido sí registra una inflación por encima del objetivo de su banco central (2,9% en junio frente al 2% que pretende el BoE). “UK ha sufrido tensiones de precios derivadas de subidas de impuestos y de la depreciación de su moneda” indica José Luis Martínez Campuzano desde Citigroup. El efecto de subidas en la tasa de IPC como consecuencia de las alzas de impuestos también la hemos vivido en nuestro país. Sirva ejemplo septiembre de 2012, mes en el que el IPC en España alcanzó el 3,5% frente al 2,6% de la Unión Monetaria (ver gráfico página 6), coincidiendo con una nueva subida del IVA por parte del Gobierno de Mariano Rajoy. Los expertos creen que si no hubiesemos asistido a subidas de impuestos en este proceso de crisis, el IPC todavía sería inferior. Pero estamos en crisis y esa realidad viene acompañada de miedo a consumir en muchos casos. «Muchos consumidores retrasan sus decisiones de compra porque piensan que los tipos de interés bajarán más o porque son pesimistas respecto a la situación y prefieren no consumir» aclara Victoria Torre desde Selfbank.

Otros dos los fenómenos caracterizan esta crisis y tiene una relación directa con la no subida o incluso bajada en los precios: la elevada competencia ante el exceso de oferta de muchos productos (lo que desinfla los precios) y la productividad. «La ganancia de productividad es una de las marcas de esta crisis. Las empresas pueden hacer más con menos personal (en parte gracias a la tecnología) o pagando menos, pero ese aumento de la productividad no se traslada al precio final del producto» analiza David Cano.

Ese aumento de la productividad permite a una empresa mantener su beneficio o sus márgenes sin necesidad de subir los precios.

Despues de tres QE (el tercero en vigor) y una operación twist por parte de la FED, el IPC en USA está por debajo del 2% y el tensionamiento reciente (en junio +0,5% los precios) proviene de la subida de los costes energéticos. En este contexto, rescatamos un cuadro del Bureau of Labor Statistics del Departamento de Trabajo en el país en el que se observa un constante aumento de la productividad en los últimos años en Estados Unidos.

Year

Qtr1

Qtr2

Qtr3

Qtr4

Annual

2003

3.5

5.6

9.6

1.4

3.7

2004

0.7

3.4

0.3

1.0

2.7

2005

4.3

-0.9

3.0

-0.1

1.7

2006

2.9

0.2

-2.4

2.8

0.9

2007

-0.2

3.3

4.7

2.0

1.5

2008

-2.5

2.4

-1.0

-3.4

0.6

2009

5.8

6.5

5.2

4.8

2.9

2010

3.1

-0.5

3.2

1.7

3.1

2011

-1.3

0.6

-0.1

2.3

0.6

2012

-0.7

1.7

3.1

-1.7

0.7

2013

0.5(R)

R : revised

 

A todos los factores citados que inciden en la no subida de la tasa de IPC añadimos, por supuesto, la importación de precios más bajos en Occidente gracias a la fabricación con mano de obra más barata en terceros países.

En los últimos años no hemos asistido a inflación en los precios de consumo, Japón busca inflación desesperadamente y en Europa y USA las tensiones de precios tan temidas no aparecen por ningún sitio. En este contexto el presidente de la Reserva Federal Ben Bernanke citaba hace unos días en el Senado de USA la FED vigila la evolución de los precios y cualquier signo de «too-low inflation». ¿Hay riesgo de deflación en Occidente tal y como sucede en Japón? ¿Cómo evolucionaría con el IPC si hubiese verdadera competencia en sectores como el energético regulados por el gobierno en el caso español?

Y hablamos de precios al consumo, porque recuerden que la evolución del precio de muchos otros activos sí ha subido, y mucho, en los últimos años (bolsa, determinados bonos, materias primas…) ¿Quiere decir esto que la inflación se ha mostrado en esta ocasión de otra manera?. Lo reflexionamos.

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