A menudo encuentro operadores con buenas estrategias y formados que, pese a trabajar con un estudiado plan de trading, no obtienen los beneficios esperados. “Por H o por B” estos traders actúan muchas veces en contra de su propia operativa, de manera irracional. Quizás por miedo, quizás por inseguridad… ¿Cómo podemos manejar nuestras emociones en el trading? ¿Podemos minimizar sus efectos?
Miedo: Perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real imaginario.
El miedo es una emoción adaptativa útil para la supervivencia. Pero si el miedo se convierte en irracional y desmesurado hasta el punto de bloquear nuestra capacidad de reaccionar, es necesario aprender a controlarlo. El sistema límbico de nuestro cerebro es el que regula las emociones, incluso mientras dormimos está atento a la información que recibe de nuestros sentidos. La amígdala es la estructura que capta esa información y controla las emociones básicas poniendo en funcionamiento las diferentes sensaciones como el miedo o la angustia y dando respuesta a éstas en forma de huida o enfrentamiento.
Si la emoción es demasiado intensa o frecuente puede paralizarnos y hacer que reaccionemos de manera inadecuada, limitando nuestra capacidad para responder a diferentes situaciones de forma correcta. En nuestro constante proceso de aprendizaje en el trading, necesitamos experimentar situaciones de estrés y de tensión que desencadenen dos mecanismos clave relacionados con nuestras emociones: la supervivencia y la adaptación. Si ante una situación nos bloqueamos habiéndose activado los mecanismos de supervivencia, la sangre acude al mal y a la amígdala encargada de producir esa angustia, malestar e incluso impotencia ante un hecho. Puede seguir leyendo el artículo en el número 12 de la revista online TraderSecrets.
Soy una de esas españolas que vivió su infancia en un país donde la sanidad pública sometía sistemáticamente a los niños a la amigdalectomía rutinaria.
Se entenderá entonces la razón que me asiste para sospechar que mis capacidades de supervivencia y adaptación tuvieron que ser reemplazadas por un sexto sentido más básico y menos racional.
Solo manteniendo alerta la percepción de situaciones que me llevan al autoengaño, a ir de farol o a pretender «tangarme» en el solitario, he conseguido que la sangre nunca llegara al río sin considerar que, si por ser o no de trader, la hemorragia pudiera ser potencialmente letal.
Las sensaciones que describes en el aprendizaje se llaman ludopatía, y el primer paso para salir de esa montaña rusa de emociones es admitir que se está coqueteando con ella.
A partir de ese momento poco importa que te halles desprovisto de amígdalas, sabes que no eres el mejor, que no te vas a forrar y que el mercado no te va a dar la razón solo porque seas ejemplarmente disciplinado, (ludópatas con método también los hay), en este punto tu objetivo empieza a ser otro, el real.
El éxito de ir adecuando las expectativas a tus capacidades se llama trabajo, y en éste sector, como en todos, me consta que solo con esfuerzo desnudo de otras pretensiones se consigue tener el ego controlado.
Saludos Ted!, y gracias por sacar el tema.
Gracias por la referencia Anabel !
La ludopatía según la RAE: «Adicción patológica a los juegos electrónicos o de azar».
Para mí esto no es un juego, aunque algunas actitudes ante el mercado se aproximen a un estado emocional de ansia irreprimible de «jugártela» de nuevo. Esa necesidad de que la máquina esté encendida siempre, en la que tu estado de ánimo cambia cuando llega el fin de semana y no hay mercado… si es así, hay que mirárselo… si es así tienes un problema y SÍ, estás más cerca de la ludopatía que del desempeño de un trabajo serio y eficaz.
Se trata de que el ser humano utilice una de sus capacidades históricas más asombrosas, esa que le ha hecho evolucionar sobre el resto, la adaptación. Incorporando nuevos hábitos operativos «sanos» nos hará mejores ante los momentos más tensos que nos ofrece el mercado a diario.
Ted Waller.