Se observa un optimismo en el conjunto de los mercados que, la verdad, asusta bastante. Y asusta por las muchas reflexiones que nos podemos hacer sobre la situación macro: Economías sustentadas artificialmente por la liquidez que proporcionan los respectivos bancos centrales, dudas sobre los ritmos de crecimiento en las economías (incluídas las emergentes), miedo a los tests de estress bancarios…
Pero desde el lado técnico, la verdad es que ahora mismo no hay dudas sobre un escenario muy alcista, donde el mal de altura es lo único preocupante. De hecho, hasta finales de la semana pasada sólo había (de entre los grandes) un índice divergente, el DJI, que no acababa de romper por encima de sus anteriores máximos históricos; pues bien, ya lo ha hecho, secundando al SP 500, y a un Nasdasq 100 que empieza a consolidar por encima del 0,618% de toda la caída desde el año 2.000 (con lo que tiene el camino expedito para buscar…lo que quiera).
En Europa, el Dax en nuevos máximos históricos, el CAC en máximos anuales, el índice sectorial bancario con buen aspecto técnico…Sólo un pero, el Eurostoxx 50 que no acaba de romper por encima de la tremenda resistencia que presenta en los 3.100, zona con la que no puede desde que en la recuperación la atacara por primera vez en 2.010. Ese nivel, es, al tiempo, la proyección del techo del canal alcista en que está metido el precio. Así que de su ruptura o mantenimiento puede depender, y mucho, la próxima evolución de las tendencias en Europa.
Por último, repasamos el Ibex: Le está costando superar los 10.050, zona por encima de la cual sólo presenta resistencias horizontales en 10.500 y 11.000; pero, por contra, respeta el primero de los soportes en los 9.600. Hay un elemento que me llama la atención: Observen la perfecta formación de bandera que el Ibex dibujó entre agosto y septiembre, cuya ruptura al alza proyectaba al precio hasta, como mínimo, hasta 9.680. Y cumplió con creces.
Pues bien, hay otra formación idéntica en ciernes. OJO, no cabe calificarla como tal hasta que el precio rompa por encima de 10.050 (ello coincidiría con la ruptura de los 3.100 en el Eurostoxx 50); si sucede, la proyección mínima es brutal (pues el mástil es muy largo), hasta los 12.200, origen del último gran movimiento bajista a comienzos de 2.010. Por supuesto, nada de lo dicho si se acaban rompiendo a la baja los 9.600.
Así que, con todas las dudas del mundo, mal de altura incluído, y a sabiendas de que en algún momento ha de llegar la corrección (eso es innegociable), lo cierto es que a corto plazo se nos acaban los motivos para no ser optimistas.