Las apuestas deportivas están en auge. Cada vez hay más casas que permiten apostar nuestro dinero en eventos deportivos. Mucha gente opera ocasionalmente en estas casas por mera diversión, pero también hay quien opera profesionalmente en estos mercados de apuestas que mueven miles de millones en todo el mundo.
Hay traders que se dedican a ello y sistemas de trading para operar. Hay gurús de deportes, blogs, foros especializados, toda una industria alrededor que resulta impresionante. Las herramientas disponibles son realmente avanzadas: software específico, donde incluso podemos ver cuadros de posiciones con su bid y ask, gráficos de oferta y demanda con precio y volumen, incluso existen casas de bolsa que tienen, atención, un Developer Program donde ofrecen una API que permite conectar software propio o de terceros a la casa de apuestas, permitiendo, por ejemplo, crear, Back-Testear y/o automatizar sistemas. Hay softwares de bolsa que no permiten esto y en cambio hay casas de apuestas deportivas que sí… increíble pero cierto.
En definitiva, pocas diferencias encontraríamos con los mercados bursátiles.
Hagamos un poco de historia. Lo que realmente revolucionó las apuestas deportivas fue el hecho de permitir apostar contra el resto de usuarios e ir largos o cortos: es decir, apostar a favor de un evento (back) o en contra de un evento (lay). Por ejemplo, podemos apostar que Alonso sí hará podio en Mónaco, o apostar que Alonso no hará podio en Mónaco, del mismo modo que compraríamos o venderíamos un futuro sobre el DAX. Cuando leáis el artículo ya sabremos cual habría sido la apuesta acertada.
Poder jugar contra los usuarios es lo que provoca la oportunidad de trading, ya que si se juega solo contra la banca, las probabilidades tienden a ser estadísticamente justas. Además, la banca impide operar cuando hay un suceso durante un partido que va a provocar un cambio súbito de las cotizaciones; digamos que es un mercado intervenido, la banca pone y quita las cuotas a su conveniencia.