“Mostré mi obra maestra a las personas mayores y les pregunté si mi dibujo les asustaba. Me contestaron: “¿Por qué habrá de asustarme un sombrero?”. Mi dibujo no representaba un sombrero. Representaba una serpiente boa que digería un elefante. Dibujé entonces el interior de la serpiente boa a fin de que las personas mayores pudiesen comprender. Siempre necesitan explicaciones”. (“Le petit prince”, 1943)
28 meses cayendo. Y me refiero al crédito al sector privado en la eurozona. En agosto volvió a bajar: un 1,5% y ya son 28 los meses (y consecutivos) de contracción en una de las variables que según nos explican los economistas debe recuperarse para que se genere actividad y se animen los precios. No se trata de volver a los ritmos de crecimiento del crédito de 2006 y 2007 (en esos años aumentaba todos los meses por encima del 10% de media en la eurozona); se trata de que la actividad propiamente bancaria (la de prestar y cobrar por ello, aunque sea poco) funcione con la normalidad suficiente como para que la entidad mejore su margen, la empresa o la familia tenga la financiación para consumar su proyecto y se aleje el fantasma de la deflación. He leído cálculos que apuntan a que es necesario un incremento del crédito en el entorno del 3% para que los precios crezcan a un ritmo sostenido. ¿Y cómo se va a conseguir ese ritmo de concesión de crédito? Los 82.600 millones de euros solicitados por la banca en el primero de los TLTRO al Banco Central Europeo no invitan a ser muy optimistas, aunque cierto es que los amantes de las políticas monetarias expansivas nos remiten a los ABS y a la subasta de diciembre mientras nos recuerdan que el BCE tiene ventanas de liquidez abiertas de manera permanente y que el acceso a la liquidez para un banco no es tan difícil como lo era en plena crisis.
Hay dos aspectos que me llevan a pensar que la reactivación del crédito está cerca: el primero es que en un mes habremos liquidado los test de estrés. Y discúlpenme por usar esa expresión, la de liquidar, pero si yo fuera banco, estaría más preocupada por tener mi casa en orden por dentro en plena inspección, que en preocuparme por conceder nuevo crédito. Y más cuando por cada euro concedido vía préstamo tengo que tener provisionados unos cuantos céntimos. La mayor parte de las entidades dan a entender que pasarán sin problema las pruebas de la EBA, pero…. ¿y si alguna no pasa, como ya se ha sugerido en el caso de algún banco español de medio tamaño? El segundo aspecto que me ha hecho reflexionar sobre un cambio en el escenario de la concesión de crédito es el informe o encuesta trimestral sobre préstamos que publica el BCE, la BLS o Bank Lending Survey.