En el 2022 hemos sido testigos del pinchazo de tres burbujas:
- Cryptos: -85%
- Tecnología Disruptiva: ARK Invest -80%.
- Renta Fija
Las tres tienen en común que llegaron a alcanzar unos precios totalmente desorbitados. Sin embargo las Cryptos tiene un componente adicional que no tienen las otras dos: sus malas prácticas y la malversación del dinero de sus inversores.
Cuando eres adolescente y te hablan del socialismo/comunismo, que se refleja en una sociedad igualitaria, de cooperación, de bienestar para todos, lo ves como algo bueno y justo. Sin embargo con unos pocos años más y con algo más de experiencia en la vida, empiezas a darte cuenta que esa doctrina es válida en teoría pero que es utópica en la práctica (Cuba, Venezuela…).
Esta descripción es aplicable el mundo Crypto, que ha sido hasta ahora bueno en teoría y malo en la práctica. El ecosistema Crypto nace como una ideología de algunos jóvenes (mayor exponente Vitalik Buterin – fundador de Ethereum), como respuesta al descontento político y de instituciones que cada vez ejercen un mayor poder, limitando ciertas libertades, y gobernando exclusivamente en beneficio propio.
Este descontento y desconfianza en las instituciones fue el que llevó a unos jóvenes brillantes, muchos de ellos estudiantes de las más prestigiosas universidades americanas, a diseñar un mundo lleno de negocios de una manera descentralizada basados en la tecnología blockchain, sin intermediarios, y sin abusos de poder, en los que la gobernanza de los mismos se realiza de una manera democrática, tomando las decisiones al servicio y beneficio de todos. Supone el fin de los conflictos de interés, abusos de poder, nepotismos, tan implantados hoy en día en muchas de las grandes instituciones y corporaciones.
No os voy a engañar que cuando empecé a estudiar el ecosistema me apasionó y me enganchó. La idea era magnífica y acababa con el monopolio de los Bancos Centrales y de los Gobiernos en ciertos temas, permitiendo a la ciudadanía tener una alternativa más para ser utilizada llegado el caso. Ofrecer alternativas siempre enriquece cualquier sistema y pone cierta presión a los que hasta la fecha ostentaban su monopolio. El ecosistema se basaba en la no regulación e interferencia de ninguna institución: una descentralización total.
Sin embargo a medida que ha ido creciendo el ecosistema se ha hecho necesario ir creando una infraestructura sobre la que ir desarrollando la manera de operar. Y para ello se crearon los Exchanges y las Stablecoins (el equivalente a los bancos y el dinero fiduciario en el sistema tradicional). Esta infraestructura fue creada en gran parte de una manera centralizada. Y es ahí al margen de la especulación, donde se inician los mayores problemas para la confianza en las Cryptos.
Estos negocios centralizados (Stablecoins y Exchanges) pueden ante la falta de regulación, operar con total libertad e impunidad en todas sus acciones. Sin auditorías, sin controles, sin gestión del riesgo, han permitido que algunos puedan gestionar el dinero de sus inversores de una manera irregular.
Si algo hemos aprendido durante años es que el dinero y los negocios no deben dejarse sólo al amparo de la ética y honradez de las personas. Deben existir unos controles mínimos que garanticen que el dinero de los inversores dispone de unas ciertas garantías. Lamentablemente no todos nos regimos por los mismos estándares y criterios éticos, y como todo en la vida siempre hay individuos que carecen íntegramente de los mismos. Do Kwon (Terra-Luna) y Sam Fried-Bankman (FTX) no son los únicos y algunos otros irán apareciendo.
El futuro de las Cryptos pasa irremediablemente por una regulación aunque esto suponga que se pierde gran parte de su esencia original.