Las olas de mar de fondo se generan a mucha distancia de la costa. Las provocan borrascas con fuertes vientos. Son olas que cogen velocidad y tamaño, y en ocasiones adquieren tanta energía que se acercan a tierra y las podemos ver desde la orilla. Este mar de fondo, explicaba un meteorólogo gallego hace pocos días, “tiene el riesgo de que en tierra no percibes que el tiempo está tan malo y te acercas a la costa y te encuentras unas olas que si no tienes cuidado te van a sorprender”. Fue después de escucharle cuando me planteé, ¿quién tiene más capacidad de sorpresa, el mar o el mercado?
Porque desde luego que entre ambos hay parecidos asombrosos. Por su puesto que me refiero al respeto con el que hay que tratarles para que no dejen secuelas, sean vitales o económicas, pero también pienso en otras similitudes, y para ello basta recordar algunas míticas frases dedicadas al mar y que el mercado podría apropiarse. Es el caso de las palabras del romano Siro cuando afirmó “no culpes al mar de tu segundo naufragio”, o la advertencia de Cristóbal Colón cuando decía “el mar dará a cada hombre una nueva esperanza, como el dormir le da sueños”; o incluso ese diálogo escrito por Shakespeare en el que el alumno plantea un dilema “- Maestro, quisiera saber cómo viven los peses en el mar. – Como los hombres en la tierra: los grandes se comen a los pequeños”. Porque probemos a leer ahora los mismos entrecomillados sustituyendo la palabra mar por mercado, y a ver qué sucede…
Navegar con el mar en calma es sencillo. Hacerlo con oleaje, no tanto. Y no sé qué pensarán ustedes, pero a veces me da la sensación de que los mercados se han aficionado a vivir en un oleaje permanente, y no el oleaje que provoca in situ el viento, sino el otro, el oleaje de mar de fondo, el que nos puede sorprender. Cuando no es el Banco de Japón, es el de Suiza, y cuando ninguno de los dos habla, los griegos vuelven a la carga o la fracturación hidráulica pone el mercado energético patas arriba. Y cual marineros y cartógrafos, analistas y periodistas intentamos explicar causas y consecuencias de un oleaje que llega y se propaga allende los mares. Y observamos las divisas, y los bonos y las materias primas y metales preciosos para poder navegarlos… Y es entonces cuando me pongo la escafandra y vuelvo a recurrir a mi libro de citas buscando frases a modo de respuestas, y topo con un explotador…